La fregona

La revolución de lo cotidiano

La fregona. Limpiezas Ayala

Es curioso que elementos tan cotidianos como un clip, la cremallera o la fregona parezcan que han estado en nuestras vidas desde siempre…y no es así. En esta entrada nos gustaría hablar de la fregona: la revolución que mejoró las condiciones de limpieza a mediados del siglo XX (sí, sí, hace “dos días”).

Hasta este momento, la limpieza de los suelos se realizaba de rodillas y frotando con paños o cepillos, trabajo este nada gratificante ni digno que, en la mayoría (por no decir la totalidad) recaía en las mujeres.

El padre de esta invención fue Manuel Jalón (1925-2011), un ingeniero aeronáutico, que sirvió en el Ejército del Aire. La inspiración para crear este artilugio le vino durante su visita a la base aérea de Chanute (Illinois), a donde fue para formarse en el manejo de los cazas que España compró al gobierno americano. En esta base, observó que para eliminar las manchas de aceite del suelo de los hangares empleaban un palo de madera terminado en unas tiras de algodón, el cual mojaban y escurrían en un cubo metálico dotado de rodillos.

Un diseño y mucho esfuerzo

Esta idea fue se fue tomando forma tras una conversación con un amigo suyo. En esa charla, y daba la inquietud de Jalón por crear piezas para aviones que pudiera vender al Ejército español, se dio cuenta de que sería más rentable y, además, mejoraría la vida de más personas, si inventara algo de uso cotidiano. Con ese planteamiento surgido de forma casual, recordó lo visto en Illinois.

No fue un camino fácil, pues debía de perfeccionar y adaptar el modelo americano, tanto el palo como el balde, para que fuera empleable en el día a día de un hogar. Fue en 1957 cuando salió al mercado español este invento, ofertado en tres versiones diferentes, según el tamaño del balde. Este diseño aún tuvo que sufrir varias modificaciones para hacerlo más ligero y útil, así como para que las tiras de algodón con las que se limpiaba fueran más resistentes al uso.

Manuel Jalón patentó el 1957 estos primeros modelos, siendo ya en 1964 cuando registró el diseño definitivo, fruto de pruebas y estudios posteriores respecto a los primeros modelos. De forma paralela a la investigación, se realizaban las campañas de publicidad para ir dando a conocer el invento. De esta manera, y no sin esfuerzos ni mejoras de diseño, se empezó a comercializar los primeros modelos de baldes y palos bajo la marca “Manufacturas RODEX”.

Con el tiempo, este aparato se generalizó a nivel social, lo que hizo despegar la producción de la fregona, sustentado, fundamentalmente, por la incursión del plástico en los procesos productivos del cubo. Tanto fue su popularidad que en 1974 la Real Academia Española aceptó esa palabra (fregona) como sinónimo de “aparato lavasuelos”, que era el término con el que se denominaba oficialmente a este gran invento.